Anna González López es la fortaleza personificada, el tesón, la perseverancia, la fuerza del amor. Anna González es la mujer que va a conseguir que la lenta maquinaria del Gobierno ceda y acabe endureciendo el Código Penal para que se castigue a los causantes de los atropellos ciclistas.

Maurizio Fondriest no conoce a Anna, pero el destino los ha unido esta misma semana en España. Los dos luchan con ahínco por la misma meta: reclamar a las autoridades que garanticen la seguridad de quienes pedalean. Maurizio es un ex ciclista profesional italiano de 53 años. Sus laureles son interminables: Campeón del Mundo de Ciclismo en Ruta en 1988 (Ronse, Bélgica), una etapa del Giro, la Milán-San Remo, la Tirreno-Adriático, la Flecha Valona…, pero sobre todo, Maurizio es un superclase de la bicicleta, un romántico. Y su nueva idea es acabar con la indefensión de los ciclistas y con el reguero de muertes en carretera. Para ello ha visitado al Papa Francisco, ha exigido mayores medidas de protección en Italia y ha tocado la puerta de sus amigos españoles de las dos ruedas. «Miguel, voy a celebrar mis 30 años como campeón pedaleando por el Camino de Santiago. Mi idea es convertirlo en una campaña que sirva para exigir más protección para los cicloturistas. ¿Te sumas?».

Y el bueno de Miguelón Indurain dijo «sí». Lo mismo hicieron los campeonísimos Igor Astarloa, Oscar Freire y Abraham Olano. Cada uno le escoltará, al menos, durante un tramo de este viaje. Y para darle más peso al pelotón, también se suman dos ex ciclistas profesionales que nos han hecho vibrar en la Vuelta, el Giro y el Tour, Pedro Horrillo -por cierto, ¡qué bien escribe!, aún recuerdo su blog Click-clack- y Egoi Martínez.

ENDURECER LAS PENAS

Volvamos a la coincidencia entre Anna y Maurizio. En la primera semana de la Vuelta a España, este mismo lunes, Anna González fue recibida por la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Entre otros, le acompañaba un crack del ciclismo: Alberto Contador. Le llevaron 239.000 firmas de la campaña #PorUnaLeyJusta en change.org, que exige la modificación del artículo 142 del Código Penal, encargado de regular el homicidio por imprudencia, así como el 195, el que trata la omisión del deber de socorro. González pidió cambios urgentes para que vayan a juicio todos los accidentes ciclistas mortales o con resultado de lesiones en los que haya imprudencia por parte de los conductores de vehículos. Hasta ahora, a pesar de que muchos de ellos son fruto del exceso de velocidad o dan positivo en los test de alcoholemia y/o droga, se resuelven con una mínima sanción por la vía civil, una simple falta.

La ministra Delgado tiró de sus mejores palabras y ganó algo de tiempo, mostrando su «disposición a estudiar su propuesta para mejorar la respuesta penal ante este tipo de conductas lesivas». En la recámara estaba la motivación que mueve a Anna y a los amantes de los ciclos. Sólo en 2017, murieron en España 78 ciclistas (carretera y ciudad) por accidentes de tráfico, según los datos de la DGT. Y si nos remontamos a 2013, uno de los que engrosó esta fría estadística fue Óscar Bautista, el marido de Anna. Entrenaba con su bici cuando un camión le atropelló y se dio a la fuga. Óscar murió en el acto. A pesar de ello, el conductor salió indemne. Lo dicho: una simple falta. Maurizio ha tenido más suerte, pero ha sentido mucho miedo en la carretera y ha visto a decenas de compañeros que han muerto mientras entrenaban en Italia. Y Maurizio ha hecho como Anna y ha dicho «¡basta ya!».

Después de tener la oportunidad de pedalear con Fondriest por la campiña francesa y de ver el respeto que se le profesa en el Tour, le pregunté por sus ideas para acabar con estos accidentes mortales y con el miedo de los ciclistas a salir tanto por carretera como a pedalear por la ciudad.

-¿Qué se podría hacer?

-Debería existir un arcén suficientemente grande en todas las direcciones. Habría que invertir y construir más carriles bici, siguiendo el modelo de los países del Norte de Europa. Se tiene que obligar a los ciclistas a llevar siempre luces en sus bicicletas. Deberían ir, además, en fila india. Los conductores han de respetar la regla de no adelantar a los cicloturistas a menos de un metro y medio de distancia. Además, hay que endurecer las penas para aquellos que atropellan a los ciclistas por circular a gran velocidad, por realizar adelantamientos indebidos o conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas.

PROPUESTAS DE SEGURIDAD

A sus ideas se le podrían añadir otras muchas, al menos en España: deberíamos exigir que la Guardia Civil, los Mossos, la Ertzaintza… establecieran más Rutas Ciclistas Protegidas, sobre todo durante los fines de semana. A los políticos, habría que prohibirles que nos engañaran con los falsos carriles bici de las ciudades, esos en los que se limitan a pintar una señal en el suelo y una prohibición de ir a más de 30 km/h, sin medidas de protección, obligando a compartir la calzada con autobuses, coches y motos… Enemigos muy grandes para la indefensa bicicleta.

Habría que ensanchar los arcenes y limpiarlos con regularidad, mantener los carriles 100% bici e invertir más en esta alternativa. Es difícil de entender que en 2018, con siete u ocho millones de españoles dándoles a la bicicleta, se proyecten y liciten nuevas carreteras sin la obligación de que la construcción incluya una vía ciclable segura.

Esta lista también debe poner el foco sobre el ciclista. A los usuarios de las bicicletas hay que exigirles que cumplan las normas de tráfico, tanto en los tramos urbanos como interurbanos -los semáforos rojos y los stops son para todos y las aceras, para los peatones-. Que usen maillots llamativos, casco, luces intermitentes y potentes para facilitar su identificación, y que traten de evitar las vías más congestionadas o aquellas que no tienen arcén para poder circular con la mínima seguridad exigida.

También se debería señalar a la todopoderosa industria del automóvil y de las bicicletas. Ya existen en el mercado radares que avisan de la cercanía de los coches, ¿por qué los autos no van equipados con detectores de ciclistas y peatones en los márgenes de la carretera? Las bicis también podrían llevar uno que avisara del peligro de la proximidad de los automóviles.

Seguimos con Maurizio: ¿Por qué ha decidido celebrar sus 30 años como campeón haciendo esta campaña?

-He querido unir dos ciudades santas, Roma y Santiago, en un camino deportivo y espiritual. En el viaje a la capital italiana en bicicleta me he encontrado con otros campeones del mundo y hemos recordado las gestas de Gino Bartali -un histórico del Giro y el Tour-, que usaba sus entrenamien-tos en bici para ayudar a decenas de personas que escapaban de la persecución de los nazis.

-¿Cómo homenajeará a las víctimas de la bicicleta durante ese recorrido por el Norte de España?

-Por ejemplo, pedaleará conmigo Marco Cavorso, el papá de Tommaso, fallecido cuando atropelló su bicicleta un pirata de la carretera. También rendiremos homenaje a los hermanos Otxoa y llevaremos los maillots de otras víctimas de accidentes para que sean bendecidas en Santiago. Así, simbólicamente, estaremos con ellos en todo momento.

La parte española de la reivindicación de Fondriest arrancó el jueves 30 de agosto en Pamplona (76 kilómetros). Y cuando acabe este peregrinaje, Maurizio volverá a Italia para dedicarse a su marca de bicicletas (Fondriest), a sus ciclistas (es mánager de varias promesas) y a ser embajador de marcas relacionadas con el ciclismo como Tissot. Pero sin perder de vista esta misión. Por su parte, Anna González seguirá batallando en los despachos políticos, contra la burocracia y la falta de sensibilidad para que los usuarios de la bicicleta dejen de ser unos parias de la carretera. Ojalá tengan suerte y consigan que Italia y España sean ese paraíso ciclista del que hablábamos.

Noticia:elmundo.es

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